😴 “Me aburrooo…” — El superpoder secreto que no sabías que tu hijo tenía
- msalgadoteacher
- hace 22 horas
- 2 Min. de lectura
Sí, lo has oído mil veces. Ese lamento largo, arrastrado, con eco dramático:“¡Me aburrooooo!”
Y ahí saltan todas nuestras alarmas: pensamos que algo va mal, que tenemos que solucionar eso cuanto antes. Proponemos actividades, sacamos juegos, encendemos pantallas, damos ideas, organizamos salidas.Pero, ¿y si el aburrimiento fuera una oportunidad en lugar de un problema?
🧠 El aburrimiento no es el enemigo
El aburrimiento es el espacio vacío que deja hueco a la imaginación. Es el silencio entre dos notas que permite que suene la música. Cuando un niño se aburre y no recibe una solución inmediata desde fuera, su mente empieza a buscar alternativas por dentro: inventa, explora, conecta cosas inesperadas. El aburrimiento es, en realidad, el motor inicial de la creatividad.
Según estudios recientes, los niños que tienen tiempo para aburrirse desarrollan una mayor capacidad para generar ideas originales y resolver problemas. No es magia: es neurobiología. El cerebro necesita pausas para conectar conceptos, ordenar información y abrir caminos nuevos.
🚫 ¿Qué pasa cuando no se aburren nunca?
Hoy en día, muchos niños viven con agendas más apretadas que las de un CEO. Escuela, extraescolares, deberes, pantallas, más pantallas… Todo está programado, dirigido, estructurado. El resultado: cuando hay un hueco sin actividad, no saben qué hacer con él.
Y es lógico: si cada minuto ha sido rellenado desde fuera, es difícil aprender a sostener el vacío desde dentro.El problema es que eso afecta a su desarrollo:
Pierden la oportunidad de conocerse mejor.
Se reduce su tolerancia a la frustración.
No entrenan su autonomía ni su capacidad de exploración espontánea.
Se vuelven dependientes del estímulo constante y externo.
🌱 Aburrirse es sembrar
Lo decía Angela Hanscom (Balanced and Barefoot): los niños necesitan tiempo sin estructura para que su cuerpo, su mente y su corazón se regulen.Y sí, puede que al principio no sea fácil. Puede que lloren, protesten, digan que no saben qué hacer. Pero si aguantamos esa incomodidad sin intervenir enseguida, algo mágico ocurre: empiezan a crear.
Construyen mundos con palos, inventan juegos con piedras, revuelven libros que no habían abierto antes. Se tumban a mirar el techo... y desde ahí, nacen preguntas, ideas, descubrimientos.
💡 ¿Qué podemos hacer?
No rellenes cada minuto libre. Deja espacios abiertos, incluso si al principio parecen “tiempo muerto”.
Evita la solución rápida (pantallas, actividades dirigidas) cuando digan que se aburren. Deja que lo gestionen un rato.
Dales materiales abiertos, no juguetes que ya lo hagan todo: cajas vacías, telas, cartones, tierra, utensilios de cocina.
Confía. El aburrimiento no es peligroso. Es una puerta hacia algo nuevo.
🎁 En resumen: el aburrimiento es un regalo
No lo veas como un fallo. Velo como una pausa fértil. Como un campo en barbecho que parece inactivo pero está preparando la próxima cosecha.Porque cuando un niño se aburre y se le permite estar aburrido, está empezando a conocerse, a imaginar, a crecer por dentro.
Así que la próxima vez que oigas:“¡Me aburrooooo!”...respira, sonríe, y dile: “Qué suerte. Ya verás lo que se te ocurre.” 😉
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